SRI LANKA 3: playas de Hikkaduwa y Unawatuna

22 de diciembre de 2016 Este iba a ser un día de playa, donde lo único que iba a haber es chapuzones y snorkeling. Primero fuimos a la playa de Hikkaduwa, una de las mas bonitas y donde el snorkeling es también de los mejores. Al mediodía nos fuimos a Unawatuna, para hacer otra jornada de playa, incluyendo una visita a la escondida Jungle Beach. Después regresamos a Galle para recoger nuestras pertenencias e ir a Mirissa, donde llegamos bien avanzada la tarde e hicimos noche. La noche no había sido muy buena para nosotros, entre el jet-lag, el calor y los ruidosos vecinos nos había costado descansar. Menos mal que el simpático propietario de la Beatrice House de Galle nos tenía preparado un espléndido desayuno.
22 de diciembre de 2016
Este iba a ser un día de playa, donde lo único que iba a haber es chapuzones y snorkeling. Primero fuimos a la playa de Hikkaduwa, una de las mas bonitas y donde el snorkeling es también de los mejores. Al mediodía nos fuimos a Unawatuna, para hacer otra jornada de playa, incluyendo una visita a la escondida Jungle Beach. Después regresamos a Galle para recoger nuestras pertenencias e ir a Mirissa, donde llegamos bien avanzada la tarde e hicimos noche.
La noche no había sido muy buena para nosotros, entre el jet-lag, el calor y los ruidosos vecinos nos había costado descansar. Menos mal que el simpático propietario de la Beatrice House de Galle nos tenía preparado un espléndido desayuno. Lo mas típico en los desayunos ceilandeses son los appa o hoppers, una especie de pancakes de harina de arroz fermentada que sirve para acompañar todo tipo de alimentos. Aparte también teníamos fruta, arroz con leche, tortas de maíz, una especie de rollitos dulces… Nos pusimos bien las pilas, y cogimos algo por si nos entraba hambre mas tarde. Le explicamos al propietario que queríamos pasar el día en las playas de Hikkaduwa y Unawatuna (ello conllevaba dejar el equipaje en la guesthouse). No estábamos muy seguros del tema del transporte, si tendríamos que coger algún taxi para todo el día o hacer los trayectos en tuk-tuk. Él nos aconsejó de ir en autobús, y tenemos que decir que fue todo un acierto, un método rápido y barato. Lo bueno de aquella región es que la mayoría de poblaciones importantes están en la costa, por lo que los autobuses solo tienen dos direcciones, hacia el oeste o hacia el este, así que es fácil coger uno que te lleve a tu destino.
Nuestro fantástico desayuno, con los appa en primer plano
Fuimos caminando hasta la estación de buses de Galle, que nos pareció absolutamente caótica y bulliciosa. Pero no nos costó mucho encontrar el sitio donde estaba nuestro bus tras preguntar a unas pocas personas. Dentro del caos que son estas estaciones, normalmente están muy bien organizadas, ya que cada andén suele estar asignado para buses en una determinada dirección. Como curiosidad práctica, los ceilandeses llaman a aquellos lugares “bus stand”, de forma que si preguntas por la “bus station” te enviaran a la de tren (aunque subrayes la palabra “bus”). Como suele ser costumbre en el país, nuestro bus no salió hasta que no estuvo lleno, lo cual quiere decir que el pasillo central esté lleno de gente de pie. El trayecto apenas duró unos 20 minutos y el billete nos costó 80 rupias (algo mas de 50 céntimos de €).
El bus nos dejó en la pequeña estación de buses de Hikkaduwa, muy cerca de su playa. Ésta nos pareció bastante bonita, pese a estar justo al lado de una pequeña ciudad y de una carretera frecuentada. Sus aguas eran turquesas, bañando una extensión de arena considerable y con un manto de palmeras para dar sombra. Es lo que uno espera cuando piensa en una playa tropical. Había bastante gente disfrutando de la playa, tanto locales como turistas. Encontramos un hueco en la arena con una buena sombra para estirar nuestras toallas. El primer bañito en Sri Lanka nos sentó de fábula, tras lo cual descansamos un poco en la arena y tomamos un poco el sol. ¡Aquello era vida!
Playa de Hikkaduwa
Playa de Hikkaduwa
Una de las cosas que mas nos apetecía hacer en aquellos días de playa era practicar snorkeling, y descubrir la fauna marina ceilandesa. Llevábamos nuestro propio equipo de gafas y tubo para practicarlo, aunque allí era fácil y barato alquilarlo. Nos gustó mucho la experiencia, había muchos peces de colores, aunque gran parte del coral estaba muerto y eso le quitaba un poco de interés. En el extremo de la playa había una zona donde el snorkeling era especialmente bueno. De las pocas playas donde practicamos esta actividad, Hikkaduwa fue sin duda el mejor lugar para hacerlo.
Disfrutando del snorkeling en Hikkaduwa
Estuvimos un par de horas en la playa de Hikkaduwa, y pese a ser la primera del viaje nos pareció una de las mas bonitas del sur de Sri Lanka. Tras ese tiempo recogimos nuestros bártulos y nos dirigimos hacia la carretera principal. Para ello cruzamos el interior del esplendoroso hotel HikkaTranz, donde aprovechamos para lavarnos los pies e ir al lavabo. Y echándole morro podríamos habernos bañado en su enorme piscina. Una vez en la calle no nos costó encontrar una parada de bus y enseguida pasó uno en dirección a Galle (80 rupias). En la estación de bus de Galle tampoco nos costó encontrar uno que fuera a Unawatuna (40 rupias). El trayecto duró menos que el anterior, pero lo malo es que nos hicieron bajar en la parada del centro del pueblo; después vimos que la siguiente parada dejaba casi justo al lado de la playa. Pero solo comportó unos diez minutos de caminata (eso sí, bajo un sol de justicia).
La playa de Unawatuna es mucho mas grande que la de Hikkaduwa, sobre todo en la franja de arena. Quizás por eso nos dio la sensación de que había mucha menos gente, aunque también era la hora de comer. Nos instalamos en el extremo oeste de la playa, donde ésta se iba estrechando hasta dejar la sombra de las palmeras muy cerca del agua. Allí estuvimos estupendamente bien, permitiéndonos el lujo de hacer una pequeña siesta. Lo único malo es que no había buenos sitios para hacer snorkeling.
Playa de Unawatuna
Playa de Unawatuna
Después de un par de horas decidimos ir a una pequeña cala cercana que nos habían recomendado, la Jungle Beach. Su nombre está justificado, ya que está protegido del exterior por una densa jungla y por un pequeño acantilado. Desde el extremo oeste de la playa de Unawatuna sale la carretera que lleva hasta allí, pero después se transforma en un sendero no apto para vehículos. El camino no es plano, hay un par de buenas subidas y al final una bajada por unos peldaños de piedra. Tardamos una media hora en llegar, y no nos perdimos gracias al gps del móvil y al Maps.me, ya que en un par de cruces dudamos. La cala era realmente pequeña, apenas unos 50 m de largo. Pero lo bueno es que detrás solo tenías la jungla, no había ni un rastro de civilización. Un camino lleva a una segunda cala, un poco mas espaciosa y en la que nos instalamos para tomar un baño. El snorkeling allí estaba bien, pero no mataba, era mejor el de Hikkaduwa.
Jungle Beach: primera (izq.) y segunda cala (dcha.)
Para volver a la civilización había que subir por un empinado tramo de escaleras. Arriba pagamos a un tuktukero (300 rupias, unos 2 €) para que nos llevara a la parada de bus mas cercana. Allí no tuvimos que esperar demasiado para que pasara un bus hacia Galle (40 rupias). Una vez allí fuimos caminando hasta la guesthouse para recoger nuestras mochilas. El propietario se ofreció a llevarnos en coche nuevamente a la estación y a ayudarnos a localizar el bus hacia Mirissa, donde íbamos a hacer noche. El bus salió enseguida y el trayecto solo duró una hora. Pero fue un viaje infernal, ya que el conductor era un kamikaze: iba todo lo rápido que su viejo bus le permitía, pitando a diestro y siniestro para que todo el mundo se apartara de su camino. Y claro, en Sri Lanka los posibles viajeros pueden solicitar parada prácticamente en cualquier lugar, lo que se traducía en violentos frenazos. No entendemos como no hay mas accidentes de tráfico en este país.
No sabemos cómo, pero llegamos de una pieza a Mirissa. Como no teníamos ganas de caminar con las mochilas, cogimos un tuk-tuk (200 rupias) hasta nuestro alojamiento, que tenía el genérico nombre de Family Guesthouse. Era la casa de una familia muy maja, que alquilaba un par de habitaciones. La nuestra era muy amplia, con lo básico y necesario para dormir y ducharse. El desayuno estaba incluido y era algo básico, a base de tostadas, tortilla y fruta. Lo mejor es que estaba muy cerca de la playa de Mirissa, a la que pensábamos ir el día siguiente. Todo aquello estaba muy bien si no fuera por el precio, 32 USD nos pareció demasiado caro para una guesthouse económica, por mas que estuviera al lado de la playa.
Nuestra habitación en Mirissa
Como era tarde, nos duchamos rápido y salimos a cenar enseguida. No nos complicamos demasiado la vida y fuimos al Bay Moon, un restaurante situado en la playa muy cerca del agua (tanto que algunos comensales disfrutaban de un baño de pies incluido). Pedimos unas gambas a la plancha y fideos de arroz con pollo, bastante buenos los dos. El precio fue algo caro, suponemos que por el hecho de cenar a orillas del mar: fueron 2250 rupias (unos 15 €), incluyendo una cerveza y un zumo de lima.
Nuestra cena


< Anterior día 
Sri Lanka 2 - Galle
Siguiente día > 
Sri Lanka 4 - Mirissa y Tangalle 

0 comentarios:

Publicar un comentario