SRI LANKA 19: Colombo y llegada a Maldivas

7 de enero de 2017 Dedicamos toda aquella jornada a explorar Colombo, la capital del país. Empezamos deambulando por los pintorescos mercados de Pettah, seguimos paseando por el barrio colonial de Fort y finalizamos dando una vuelta por la zona de la playa de Galle Face Green. Por la noche cogimos el vuelo a Malé, la capital de las Maldivas, donde hicimos noche. Tras tres semanas en Sri Lanka nuestro viaje estaba llegando a su fin. Al menos, esa etapa del viaje, ya que por la noche partiríamos hacia Maldivas, donde estaríamos ocho días más descansando en sus paradisíacas playas. Hasta entonces, teníamos gran parte del día para explorar Colombo, una gran ciudad que muchos viajeros se saltan pero que merece una visita
7 de enero de 2017
Dedicamos toda aquella jornada a explorar Colombo, la capital del país. Empezamos deambulando por los pintorescos mercados de Pettah, seguimos paseando por el barrio colonial de Fort y finalizamos dando una vuelta por la zona de la playa de Galle Face Green. Por la noche cogimos el vuelo a Malé, la capital de las Maldivas, donde hicimos noche.
Tras tres semanas en Sri Lanka nuestro viaje estaba llegando a su fin. Al menos, esa etapa del viaje, ya que por la noche partiríamos hacia Maldivas, donde estaríamos ocho días más descansando en sus paradisíacas playas. Hasta entonces, teníamos gran parte del día para explorar Colombo, una gran ciudad que muchos viajeros se saltan pero que merece una visita. Empezamos el día haciéndonos un sencillo desayuno en la cocina del hostel, para tener las pilas bien cargadas. Al hacer el check-out nos avisaron que teníamos que estar 5 h antes de nuestro vuelo en el aeropuerto (salía a las 20:15). No entendimos bien la razón de ir con tanto tiempo, pero la verdad es que el hostel estaba lleno de papeles avisando de este hecho. Nos dijeron que si queríamos ir en bus tendríamos que salir a las 12:30, cosa que nos pareció una exageración. Nos ofrecieron la posibilidad de contratar un taxi desde allí, con lo que “solo” tendríamos que salir a las 14 h. Al final aceptamos el taxi, que nos saldría por 2800 rupias (unos 17 €). Ya os podemos adelantar que lo de las 5 h es una exageración, ya que todo fue bastante rápido.
Pero no adelantemos acontecimientos. Después de dejar nuestro equipaje en el hostel y el taxi reservado, cogimos un tuk-tuk (300 rupias) hacia el barrio de Pettah. Este es uno de los barrios mas animados de Colombo, ya que alberga un buen número de mercados populares. El tuk-tuk nos dejó al lado del mercado Manning, uno de los mas bulliciosos y pintorescos de Colombo. A aquella hora de la mañana la actividad era febril, con los puestos llenos de todo tipo de comida y de clientes que hacían sus compras. La mayor parte del mercado estaba formado por campesinos que simplemente abrían los sacos donde traían sus productos. Tenemos que reconocer que estos caóticos mercados nos encantan, son un fiel reflejo de las costumbres del país. Justo al lado hay otro mercado por el que paseamos a continuación, el FOSE Market (Mercado de la Federación de Trabajadores Independientes). Bajo este nombre tan rimbombante se esconde un mercadillo de los de toda la vida, donde los ceilandeses van a comprar ropa y otros artículos baratos. Allí no había tanta gente, y al estar techado, el calor que ya se empezaba a notar nos dio un respiro.
Puestos de verduras en el mercado Manning
Mercado Manning
FOSE Market
A continuación salimos de la zona de los mercados, aunque se notó poco en el paisaje urbano. Pettah estaba lleno de tiendas y comercios, con gente por todos los lados. Podría parecer que el barrio entero era un gran mercado. Fuimos a dar un vistazo al Antiguo Ayuntamiento, uno de los pocos edificios coloniales de la época británica que se conservan en este barrio. Por dentro parecía bastante ruinoso y no se podía visitar. Sí que se podía ver una especie de museo en la planta baja, donde parecía que habían acumulado sin mucho sentido una gran cantidad de vehículos antiguos. Lo que sí que merece la pena es ver la cercana mezquita Jami Ul Afar, con su curiosa fachada blanca y roja.
Antiguo Ayuntamiento, con su pequeño museo en la planta baja
Caótico barrio de Petah
Mezquita de Jami Ul Afar
Continuamos paseando bajo un calor sofocante hasta el cercano barrio de Fort. Durante la época colonial holandesa y británica Fort estaba ocupado por un fuerte inexpugnable que protegía los edificios coloniales mas importantes de Colombo, el cual se convirtió en el puerto más activo del país desplazando a Galle, situado mas al sur. Actualmente se está llevando a cabo un gran trabajo de restauración de esos edificios coloniales, devolviendo un poco del esplendor que tuvo Fort. Aunque al pasear por sus calles nos asaltó una sensación rara, como si aquellos edificios estuvieran en un plató de cine, ya que por allí no había ni una pequeña parte de la vida que había en Pettah. Uno de los edificios restaurados mas importantes es el Antiguo Hospital Holandés, convertido en un pequeño centro comercial de tiendas chic. Quizás durante la época colonial aquel era precisamente el contraste, entre el opulento y ordenado Fort y el caótico y popular Pettah.
Edificios coloniales de Fort, incluyendo el Antiguo Hospital Holandés (abajo dcha.)
Decidimos ir volviendo al hostel caminando por el llamado Galle Face Green (ya en el barrio de Kollupitiya). Es una gran extensión de arena y césped donde los locales se acercan para pasear cuando cae el sol y a comer algo en uno de sus puestos callejeros. Pero a aquella temprana hora de la tarde no había mucho movimiento y muchos puestos estaban cerrados. Nos quedamos con las ganas de descubrir aquel lugar por la noche, seguro que era mas animado y sería un buen lugar para cenar algo rico y barato.
Galle Face Green y sus puestos callejeros
Paseando por Galle Face Green
Tal y como habíamos acordado, regresamos a las 14 h al hostel, donde nos esperaba el taxi para llevarnos al aeropuerto de Colombo, al que llegamos tras una hora de camino. Para entrar a la terminal ya tenías que pasar un control de seguridad, pero fue rápido. También lo fue la facturación de las maletas, un segundo control de seguridad y el paso por inmigración. No entendemos la necesidad de que estuviéramos 5 h antes de la salida de nuestro vuelo. En alguna parte habíamos leído que la razón eran las colas causadas por unas obras de renovación, pero no vimos ni unas ni otras. Total, que íbamos a pasar un buen número de horas en aquel aeropuerto. Aprovechamos para cambiar las rupias que nos sobraban a dólares americanos, ya que habíamos leído que en Maldivas los aceptaban. A media tarde fuimos a cenar a uno de los restaurantes, el Palm Strip, en el que pedimos una masala dosa, una especie de crêpe de origen indio rellena de verduras y patata, y una hamburguesa bastante aceptable. La comida era buena, pero los precios eran a nivel europeo, la cena nos salió por 19 USD.
Finalmente llegó la hora de embarcar, y para hacerlo tuvimos que superar un tercer control de equipajes. Nuestro vuelo salía a las 20:15 h y en realidad era un avión de Emirates que iba de Dubai a Maldivas haciendo una breve escala en Colombo para dejar y coger pasaje. Nada mas despegar nos dieron un refrigerio, un pequeño bocadillo vegetal y un muesli. El vuelo fue corto, una hora mas o menos, aterrizando en Malé (la capital de Maldivas) a las 21:25 (hay que tener en cuenta que en Maldivas hay media hora menos que en Sri Lanka). Los trámites de inmigración fueron sencillos y rápidos. Antes de salir sacamos de un cajero algo de moneda local, la rufiyaa (sacamos 5000, unos 300 €, suficiente junto con los dólares que llevábamos).
A la salida de la terminal nos estaban esperando con un cartel con nuestro nombre ¡Nos sentimos importantes por un momento! El hotel que habíamos reservado para aquella noche tenía servicio de transfer gratuito y decidimos usarlo. Nos llevaron hasta la terminal de ferrys y nos compraron nuestros billetes. Hay que decir que el aeropuerto está realmente en la isla de Hulhumalé, a menos de 1 km de la isla de Malé (actualmente se está construyendo un puente). El trayecto a Malé duró poco, y una vez en la capital nos metieron en una furgoneta rumbo al hotel, que no estaba muy lejos. Era The Melrose Hotel, un gran hotel de varias plantas, algo muy diferente a lo que estábamos acostumbrados en Sri Lanka. Nuestra habitación era muy pequeña, sin apenas espacio para dejar las mochilas. Pero todo se veía muy nuevo, y con una limpieza impecable (en Sri Lanka habíamos aprendido a valorarlo). El desayuno estaba incluido y era bastante correcto, con fruta, tostadas y tortilla. El precio era algo caro, 52 USD, aunque no estábamos en un país precisamente económico. Enseguida nos fuimos a acostar; el día siguiente teníamos que coger un ferry hasta nuestra base en las Maldivas, la isla de Maafushi.
Nuestra habitación en The Melrose (no había ángulo para mostrar nada mas...)

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