MALDIVAS 6: tour al Centara Ras Fushi Resort

13 de enero de 2017 Dedicamos toda aquella jornada a hacer un tour de un día al Centara Ras Fushi Resort, uno de los resorts de lujo cercanos a nuestra isla, Maafushi. Sus playas y sus completísimas instalaciones son lo que uno espera cuando piensa en las Maldivas, así que nos gustó mucho la experiencia y nos pareció totalmente recomendable. Para aquel día habíamos reservado un tour de un día a un resort de lujo. Después de la buena experiencia de un par de días atrás en el Adaaran Prestige Vadoo habíamos decidido repetir en uno de los muchos resorts de lujo cercanos a Maafsuhi.
13 de enero de 2017
Dedicamos toda aquella jornada a hacer un tour de un día al Centara Ras Fushi Resort, uno de los resorts de lujo cercanos a nuestra isla, Maafushi. Sus playas y sus completísimas instalaciones son lo que uno espera cuando piensa en las Maldivas, así que nos gustó mucho la experiencia y nos pareció totalmente recomendable.
Para aquel día habíamos reservado un tour de un día a un resort de lujo. Después de la buena experiencia de un par de días atrás en el Adaaran Prestige Vadoo habíamos decidido repetir en uno de los muchos resorts de lujo cercanos a Maafsuhi. El día anterior habíamos ido a la agencia iCom y habíamos reservado plaza en el tour de un día al Centara Ras Fushi Resort. El precio de este tour es superior a otros similares, 140 USD por persona (incluido traslado, almuerzo y bebidas), pero la calidad del resort lo vale. Para haceros una idea, la noche en este resort en temporada alta cuesta unos 650 € con pensión completa (la habitación mas económica, las “water villas” son mucho mas caras).
A las 7:30 h de la mañana fuimos a las oficinas de iCom cargados con todo lo necesario para pasar el día en el resort. Para ese tour solo nos habíamos apuntado media docena de personas, así que nos metieron a todos en un fast boat. El resort estaba un poco mas lejos que al que habíamos ido días antes, pero dimos muchas vueltas antes de llegar. Los de la agencia aprovecharon la lancha para recoger a un par de señoras en la vecina isla de Gulhi y llevarlas al Vadoo Resort, que pillaba mas o menos de camino. Al cabo de casi una hora llegamos al Centara Ras Fushi Resort, que ocupaba toda una islita de 250 m de largo por unos 100 de ancho. Al desembarcar un responsable del resort nos hizo una pequeña visita: en la parte norte estaban las instalaciones comunes, que contaban con un par de restaurantes, un gimnasio y un spa. Toda la costa oriental estaba ocupada por un gran puerto, con lo que solo había playa en la costa occidental. A diferencia del Vadoo, en el interior de la isla del Centara había habitaciones, mas económicas que las lujosas water villas que se extendían mar adentro.
Al fondo, las water villas
Playa del resort
Después hicimos un primer paseo de reconocimiento… que se acabó enseguida al ser tan pequeña la isla. La playa era paradisíaca, con blanca arena, aguas turquesas y palmeras para dar sombra. Todo estaba en un estado de limpieza y conservación perfecto. Cerca de la playa había una buena piscina, que tenía adosado el bar, de forma que podías estar en remojo mientras te tomabas un cóctel en la misma barra. Pedimos una cerveza bien fría y un cóctel y nos los llevamos a las tumbonas que serían nuestra base. Hay que recordar que los resorts son los únicos lugares donde está permitido beber alcohol en Maldivas. Después nos bañamos un rato en sus aguas cristalinas y nos secamos al sol sin prisa. ¡Aquello eran unas vacaciones de relax!
Piscina, con barra de bar incorporada (dcha.)
Paseando por la playa
Playa del resort
Palmeras de la playa
Un poco mas tarde cogimos nuestros tubos y gafas y fuimos a hacer snorkeling. La verdad es que no fue muy bueno, el coral estaba casi todo muerto y apenas habían peces. Fuera del agua vimos en un mapa que había una zona de “advanced snorkeling” mar adentro, pero advertían de las peligrosas corrientes y no nos quisimos adentrar. Nos consolamos yendo al centro de deportes acuáticos de la playa, donde se podían alquilar barcas a pedales o kayaks de forma gratuita. Estuvimos casi una hora pedaleando cerca de la playa, fue bastante divertido, aunque a pleno sol acabamos fritos.
Navegando con nuestra barca a pedales
Entre descansar en la tumbona, los baños y tomar el sol se nos hizo la hora de comer, las 12 h. A diferencia del Vadoo, en el Centara fuimos a comer en el mismo buffet que comían el resto de los huéspedes del resort. ¡Y vaya buffet! Había todo tipo de panes, ensaladas, sopas, estofados, pasta, pescado y carne hechos al momento, deliciosos postres… Todo se veía de una calidad bastante superior al del Vadoo (aquí si pedias vino, te lo ponían de una botella, no de un tetrabrick…). Intentamos coger poca cantidad para ir probando la mayor cantidad de platos, pero fue casi imposible. ¡Nos dimos un buen festín!
Buffet del resort
Con el estómago lleno nos fuimos a nuestra tumbona-base y dormitamos un poco. Acabamos de pasar la tarde bañándonos un rato mas y haciendo un nuevo paseo por la isla. Aún a riesgo de ser repetitivos, lo volveremos a decir: estar en un resort es la imagen que uno tiene cuando piensa en las Maldivas. Y lo decimos nosotros, que no pernoctamos en una de sus lujosas villas (tienen que ser estupendas). Pero quien no pueda permitirse unas vacaciones en un resort (como nosotros), un tour de un día a uno de ellos es la mejor forma de probar un poco de esta otra faceta del turismo en Maldivas.
Atardecer en el resort
A las 18 h estábamos puntuales en el puerto, cuando nos recogió la lancha que nos llevó de vuelta a Maafushi. Al llegar a la habitación de la guesthouse decidimos no salir a cenar, estábamos super llenos del buffet del resort. Picamos alguna cosa de comida de supermercado que ya teníamos y nos metimos en la cama pronto.

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